Moda (in)Sostenible, y 2
Moda (in)Sostenible, y 2
Retos y desafíos de nuestra ropa
Paloma G. López – Fundadora The Circular Project
Tras la reflexión de la primera parte de este artículo, al hilo del Fashion Pact firmado en Biarritz, es evidente que la Humanidad nos enfrentamos a un enorme desafío con distintos retos que afrontar de camino a una sociedad más habitable y sostenible.
Primero porque tenemos tanta ropa fabricada que si mañana mismo, en todas las fabricas del mundo, alguien pulsara el botón de Stop nadie se vería obligado a ir sin ropa, seguiríamos vestidos durante décadas. Esto es algo que evidentemente no va a suceder (ni queremos que pase) hay muchísimos puestos de trabajo en juego y una cadena de producción que da de comer (en ocasiones mal comer) a millones de personas en el mundo, en concreto a más de 300 millones de personas. En el caso de España a casi 180.000 personas que representan el 2,9% del PIB.
Segundo porque de los 150.000 millones de prendas fabricadas un 30% nunca llega a venderse y un 50% acaba en la basura en menos de un año, lo que supone 12,8 millones de toneladas al año de desperdicios textiles en los vertederos, lo que nos lleva a una huella de carbono superior incluso a la suma de los vuelos internacionales y transporte marítimo mundiales juntos como apuntaba hace unas semanas la CBS News.
En el caso de España, como quedó de manifiesto en el informe Los españoles y su armario realizado por AEG España, consumimos ropa por encima de nuestras posibilidades ya que más de un 60% de españoles compra ropa mensualmente para luego abandonarla en el armario o desecharla y seguir vistiendo el mismo outfit de siempre con el que se siente cómodo y tan solo haber vestido el resto una media de tres o cuatro veces.

Desfile Let it Slow! 2018
Necesidad de cambio
Frente a la contundencia de estos datos poco más habría que añadir salvo que la necesidad de un cambio es evidente y su urgencia nos apremia ante el desgaste al que tenemos sometido al planeta.
Cuestión de abrir los ojos, especialmente aquí en España donde una figura como Amancio Ortega genera sentimientos tan encontrados, sobre todo después de hacerse público sus donaciones a la Sanidad Pública mientras externaliza la producción y el pago de impuestos. Gerardo Tecé ha retratado magistralmente la situación en su articulo El dilema Amancio donde concluye que se trata en definitiva del dilema de la sociedad en la que queremos vivir.
Y mientras que aquí pasa esto sin medidas relevantes que nos arranquen un aplauso (resulta paradójico que seamos el país del que partió la iniciativa legislativa Textil con Derechos aprobada por mayoría absoluta el 27 de abril de 2017 en el Parlamento Europeo y que en estos momentos se encuentra en un punto muerto que no sabemos cuándo cobrará vida) países como Francia y Reino Unido ya tienen en marcha legislaciones restrictivas contra el abuso de la industria textil.
Francia, por ejemplo, a finales del 2019 prohibirá por ley la destrucción de prendas no vendidas y, por su parte, la Cámara de los Comunes en Gran Bretaña, a través de su Comité de Auditoría Medioambiental calificó la fast fashion de insostenible y asumen el compromiso de poner fin a la era de la moda desechable.
Fashion Weeks ¿sostenibles?
Pero si el impacto medioambiental de la producción de ropa ha quedado demostrado hace mucho tiempo, todo lo que la moda y su exposición genera a su alrededor es tema aparte y ha quedado de manifiesto con la suspensión de la Semana de la Moda de Estocolmo con una nota de prensa que es toda una declaración de intenciones “Cancelada debido al futuro”. Una noticia que para todas las que trabajamos en la Sostenibilidad en moda, con afán de superación y coherencia, resulta tremendamente esperanzadora por lo que supone de cuestionamiento de las formas utilizadas hasta ahora y de incansable búsqueda de nuevas vías de trabajo más amables y benignas para el medioambiente.
En España cada desfile de la Fashion Week madrileña cuesta entre 40 mil y 170 mil euros, todo un despliegue estético donde lo de menos es aminorar su impacto medioambiental. Por ello, al finalizar la edición de julio 2019, supongo que noqueados por la noticia de la cancelación Fashion Week de Estocolmo, varios medios españoles se hicieron está pregunta ¿Son necesarios tantos desfiles? y por aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas pelar….
Pero mi pregunta ahora es ¿existen soluciones?
La respuesta es sí y os las contaremos.