Moda (in)Sostenible
Moda (in)Sostenible
Reflexiones a partir de un estético pacto G7
Paloma G. López – Fundadora The Circular Project
La moda sigue siendo insostenible. No lo vemos o no queremos verlo. Quizá directamente decidimos ignorar el tremendo problema que supone la industria textil para el medioambiente y para las personas y que está pidiendo a gritos medidas contundentes pero a pesar de que la solución y los pasos a dar para atajarlo están bien claros estamos tomando caminos tangenciales que nos alejan de la solución y nos impiden abordarlo eficientemente.
La fast fashion y el low cost se mire, se analice o se razone como se quiera, nunca serán sostenibles para nadie excepto para los que se enriquecen a su costa.
Hoy queremos hablar de ello después de que hace unos días durante la Cumbre de los G7 celebrada en Biarritz, Francia, 32 firmantes entre los que se encontraban multinacionales como Adidas, Nike, Prada, HM o Inditex (única española) se comprometieron con el acuerdo Fashion Pact a adoptar una serie de medidas centradas en el clima, la biodiversidad y los océanos y a trabajar activamente de aquí al 2030 por una industria más sostenible. Esta iniciativa partía de acuerdos ya existentes como la Carta de la Moda de la CMMUCC.
¿Estética sin Ética?
Este acuerdo ha sido ampliamente difundido por medios de comunicación y redes sociales como un gran avance, sin embargo, ya desde su tímido objetivo para que las medidas sean adoptadas por el 20% de la industria textil, porcentaje claramente insuficiente, hasta los plazos establecidos para la adopción de las medidas de aquí al 2030, cuando sabemos que no hay tiempo, que es ahora o nunca, y sumado a que en ningún momento se trata en profundidad los aspectos sociales de la industria: deslocalización, paro, trabajo esclavo, riesgos laborales, sueldos indignos, estamos ante lo que Orsola de Castro, fundadora de Fashion Revolution, ha definido como “un nuevo Copenhague” en alusión a sus nulos resultados.
No hay estética sin ética.
El Pulse Report 2019 lo ha dejado muy claro, no avanzamos en la línea esperada, más bien al contrario, la industria textil no reduce sus impactos negativos y, no solo eso, las emisiones y el crecimiento de la fast fashion está en alza dejando de manifiesto que las medidas que se están tomando son claramente insuficientes.
Con la llegada del Fashion Pact de hace unos días, todos hemos aplaudido esta determinación por avanzar en la lucha contra el cambio climático y esta voluntad de trabajar desde postulados científicos (SBT) para su resolución pero ¿por qué hacerlo tan tímidamente y con acciones de tan poco impacto en comparación con el daño que el textil hace a nuestro mundo?
En este punto me acuerdo de las críticas que la Unión de Investigadores Preocupados por la moda (UCRF) hicieron a las informaciones que partían de la Cumbre de la Moda de Copenhague 2019 por partir de un lenguaje engañoso, paradójico y “oximorónico”. Un lenguaje que conduce a la confusión de propios y extraños y que favorece únicamente a inversores y “gestores activos” a los que la UCRF combate activamente como causantes del crecimiento desmesurado de fuerte arraigo en el sector. En su declaración y, tal como indicaba el Pulse Report 2019, en vez de arreglar el problema lo están empeorando.
También, hace unos días, Achim Steiner, administrador del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en una más que recomendable entrevista para El País, aborda el problema desde su raíz y en ella afirma que no estamos avanzando al ritmo que requiere la humanidad ni el que se contempla en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Vaya, que cada uno está haciendo la lectura del problema como más le conviene.
Para Steiner, estamos perdiendo un tiempo que no tenemos y no avanzamos lo rápido que sería deseable que es distinto a decir que no se está haciendo nada (pero lo que se hace, claramente es insuficiente)
Aquí cabe preguntarse si todas esas grandes reuniones de grandes personalidades con acuerdos tan cacareados van a algún sitio, si abordan el problema desde su raíz o, como dice Orsola de Castro es más de lo mismo ¿Caminamos en Círculos? ¿mareamos la perdiz?
Dolorosas Verdades
Insisto. No queremos aceptar que el mejor residuo es el que no se produce, la ropa más ecológica es la que ya tenemos en nuestro armario y que generamos un packaging innecesario que acaba en la basura en segundos.
Todo esto nos pone ante el espejo de nuestras contradicciones y ante una dolorosa verdad, el camino a la sostenibilidad es el camino de la renuncia y el decrecimiento.
Un camino que se evita y se rodea para no afrontarlo de cara. Vivimos sumergidos en una economía de escala cuya definición es producir más a menor precio y esto, señores, no es ni más ni menos que fast fashion y low cost y como hemos dicho al principio jamás serán sostenibles ni de bajo impacto medioambiental.
En estos acuerdos de los que estamos siendo testigos ¿habéis visto en algún punto que se planteen la reducción de sus cuotas de mercado? ¿se plantean reducir su producción? ¿sitúan a los trabajadores y su bienestar en primer lugar? Estos son temas que se soslayan o se evitan y en el caso de la mano de obra se maquillan amparados en la deslocalización y su difícil trazabilidad.
Afrontar el problema con honestidad supondría, supone, replantearnos el modelo de industria con el que trabajamos y por extensión el modelo de sociedad en el que vivimos. Trabajar con honestidad en la lucha contra la emergencia climática supone hacerlo de un modo radicalmente opuesto a como se está haciendo. Para empezar, frenando la deslocalización, y después pensando primero en la mano de obra que nos va sacar adelante el trabajo antes que en los beneficios que ese trabajo reporta. Supone abordar la educación y capacitación profesional, salarios dignos y protección de las tradiciones locales frente a la uniformidad del pensamiento único y la gentrificación.
Lo que siempre decimos: producción local, consumo local para un cambio global.
En este punto cabe decir que las multinacionales de la moda solo hacen su trabajo, esto es, preservar el status quo maquillando sus estrategias de conciencia medioambiental y “buenas propuestas” y que todas estas acciones mientras no demuestren su efectividad en la lucha contra el cambio climático serán puro greenwashing. Desde el punto de vista empresarial será muy lícito pero a nosotros como sociedad no nos vale, no es útil para nuestra supervivencia y es por ello que debemos exigir contundencia desde las administraciones y organismos supranacionales para aplicar una legislación que facilite e impulse el cumplimiento de los ODS.
De nuevo la pelota está en nuestro tejado ¿qué haces para forzar un cambio de paradigma?