La moda no es inocente, Rubén Quinteros
¿Alguna vez has sentido que estabas en el lugar correcto en el momento correcto por alguna razón específica? ¿Que, de alguna manera, este momento te ayudará a determinar tu futuro? Pues para mí, este es el sentimiento que he tenido en mi semestre en Europa.
Hola, me llamo Rubén Quinteros y soy un joven salvadoreño que estudia en Boston University. Este semestre tuve el placer de continuar mis estudios universitarios en Madrid, asistiendo a tres clases en la Universidad Autónoma de Madrid y haciendo una práctica en The Circular Project Shop.
De estas actividades fue la experiencia en The Circular Project Shop la que más cambios me ha provocado. Trabajar en esta tienda me ha hecho abrir los ojos a varias realidades ocultas para mí hasta ahora. La primera es el hecho de que la moda no es tan inocente como parece. Al contrario, esta industria es la segunda más dañina del mundo. Sí, la industria que hay tras tu ropa lastima mucho a la Tierra: desde contaminar ríos hasta desperdiciar 2.000 galones de agua solo por un par de vaqueros.
Además
Pero además de mostrarme esta realidad, The Circular Project también me hizo reflexionar sobre mi comportamiento, y pensar en cómo mis acciones se agregaban a este daño.
Antes, consideraba que podía comprar ropa nueva cuando quería, y que no perjudicaba a nada ni nadie. Pero, al trabajar con Paloma, vi que esto no es verdad.
La ropa no se desintegra fácilmente: hacen falta muchos años para que la ropa desechada se descomponga. Al comprar ropa en rebajas estaba ayudando a las compañías a seguir su patrón dañino, y además apoyaba la explotación de trabajadores en países pobres que dependen de salarios muy bajos. Aprender esto me sorprendió mucho, pero me ha alegrado conocerlo, ya que me ha hecho cambiar mi forma de consumir.
Haber escrito posts sobre economía circular ha hecho que aprendiera mucho de este tema, del que no sabía nada antes.
Esta economía es la que pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en el mundo mantengan su utilidad y valor en todo momento. Es decir, que nada sea gastado en la producción. Es un modelo que, en mi opinión, debería enseñarse en las escuelas a los más jóvenes. De haber conocido antes la economía circular, habría reflexionado sobre mis compras y consumo de manera diferente desde hace años.
Mi experiencia en TCP me ha hecho abrir los ojos a una realidad que las grandes compañías de moda tratan de ocultar. Ahora soy un consumidor informado.
Estoy seguro de que, con tiempo y voluntad, más personas aprenderán de este mundo de moda sostenible, y notarán el buen sentimiento que trae ser un consumidor de moda ética.
Rubén Quinteros