Un mantra, una industria, un país
Un mantra, una industria, un país.
Producción local, consumo local para un cambio global.
Una ventaja de la cuarentena es que se puede utilizar para renovar las ideas. Hacer limpieza mental y pensar cómo vivir en un mundo alterado es la tarea que nos corresponde ahora. Para quienes no estamos sirviendo en primera línea, esto debería bastarnos mientras dure el confinamiento.- John Gray, El País 12 de abril de 2020
Un mantra, una industria, un país.
Ayer, mientras arreglaba mi cuarto, subió hasta mi piso, ayudada por el enorme silencio que nos acompaña estos días, la conversación de dos vecinos paseando a sus perros, embozados los cuatro… “tío, es flipante que no sepamos fabricar una puta mascarilla y que no tengamos la infraestructura para ello”, dijo uno de ellos, continuando con su animada charla intentando buscar culpables y, como suele ser habitual, manifestando la propia inocencia.
Me imagino que a estas alturas está en boca de todos: la enorme dependencia de terceros para abastecernos y al oírlo de forma furtiva en una conversación ajena me entristeció y me alegró a partes iguales porque de forma muy bestia, de golpe y porrazo, nos estamos dando de cara con una realidad que lleva años asentada entre nosotros y que yo estoy constatando en estos días en los que intento coordinar y encontrar, junto con la MSMAD y Texfor, talleres que puedan dar respuesta a la enorme demanda de material sanitario necesario para hacer frente a la situación generada con el Covid-19.
El hecho es que no hay una industria en nuestro país capaz de responder a una situación de este tipo, los pocos talleres textiles que existen no son suficientes y los que ahora permanecen cerrados no tienen gente con los conocimientos para trabajar en ellos, incluso hay quien me ha dicho que abrirían su taller pero que les da miedo contagiarse, no saben dónde conseguir el tejido certificado imprescindible y como coordinar a su comunidad. Por ello se han tenido que reconvertir plantas industriales de otros sectores para fabricar respiradores, pantallas protectoras e incluso mascarillas y si se está consiguiendo dar respuesta a la demanda en determinadas ocasiones es por la capacidad de improvisación y movilización de los ciudadanos.
De nuevo ha habido que echarle paciencia y esperar a que los pedidos realizados a terceros países estuvieran en condiciones de aterrizar aquí y negociar un aprovisionamiento al que no somos capaces de responder. Nuestra incapacidad para autoabastecernos de lo más básico ha quedado como nunca retratada, la falta de recursos para los servicios públicos más necesarios, en este caso la Sanidad, y que hayamos puesto todos los huevos en el sector turístico nos deja completamente vendidos al tener que cerrar fronteras y casas. Nuestro PIB por los suelos por el cortoplacismo de las políticas más neoliberales.
Quiénes seguís a The Circular Project desde hace tiempo es muy seguro que en algún momento me hayáis oído o leído un mantra que he repetido a la mínima ocasión:
Producción local, Consumo local para un Cambio global
Esta es la base de toda propuesta basada en la sostenibilidad y, en mi caso, de mi proyecto de moda sostenible que, como ya habréis adivinado a estas alturas, va mucho más allá de presentar una colección mona hecha con tejido orgánico o reciclado. Este mantra encierra en sí mismo toda una filosofía de vida en el que se reivindica un cambio estructural y un cambio de paradigma que pide abordar desde el corazón mismo de la industria una trasformación sin precedentes donde la mesura y el decrecimiento controlado y consciente sea el eje motor.
Hace algunas semanas en los artículos Moda (in)Sostenible yo afirmaba que “los pasos a dar están bien claros y las medidas a abordar son contundentes” a estas alturas sabemos muy bien qué hay que hacer pero en su lugar “rodeamos las soluciones” nos hacemos los remolones sin ir a la raíz del problema y zanjarlo, ahí está ese timorato Pacto de la Moda que no servirá de nada si las medidas que ahí se reivindican y que hay que aplicar no se hacen a mayor escalada y a corto plazo.
Afrontar el problema con honestidad supondría, supone, replantearnos el modelo de industria con el que trabajamos y por extensión el modelo de sociedad en el que vivimos. Trabajar con honestidad en la lucha contra la emergencia climática supone hacerlo de un modo radicalmente opuesto a como se está haciendo. Para empezar, frenando la deslocalización, y después pensando primero en la mano de obra que nos va sacar adelante el trabajo antes que en los beneficios que ese trabajo reporta. Supone abordar la educación y capacitación profesional, salarios dignos y protección de las tradiciones locales frente a la uniformidad del pensamiento único y la gentrificación.
Lo que siempre decimos: producción local, consumo local para un cambio global.
Moda (in)Sostenible, Paloma G. López, 4 de septiembre de 2019
Si recordáis, los que me leéis, mencioné a Achim Steiner que nos había dicho que el cambio que pide la humanidad y el planeta no se está abordando de la manera más eficiente y rápida y perdemos un tiempo que no tenemos para llegar a la Agenda 2030 tal y como nos piden los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Pues bien, ya se está ocupando el karma, la Naturaleza, el ciclo de la vida, la imprevisión, o cualquier otra interpretación peregrina que hoy podemos encontrar en los medios, de ponernos en nuestro sitio y si no entramos en razones por las buenas, lo haremos por las malas.
He comenzado este texto con una cita de John Gray, filósofo político y catedrático emérito de Pensamiento Europeo en la London School of Economics, de una entrevista a El País el 12 de abril invitándonos a la reflexión titulada:
Adiós globalización, empieza un mundo nuevo. O por qué esta crisis es un punto de inflexión en la historia
Pinchando en el título podéis leerla al completo. Lo traigo a este espacio porque lo que interesa en este análisis que Gray hace de la globalización como fenómeno que nos lleva camino a la extinción precipitado por el estallido de una pandemia de consecuencias no vistas hasta ahora y que nadie sabe a dónde nos conducirá.
Algo en lo que coincide Eudald Carbonell, antropólogo y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997, en otra entrevista realizada por La Voz de Galicia en la que pide con contundencia parar en seco la globalización y, por tanto, la uniformidad que viene con ella e introduce un concepto nuevo: la planetización que no es ni más ni menos que respetar la diversidad, las culturas, lenguas, arte, peculiaridades de cada región y cada persona algo que nos enriquecerá y fortalecerá al mismo tiempo. El mimo a lo local para una riqueza global. Unidos y distintos ¿tan complicado es?
¿Necesitamos espacios de fast fashion y fast food en cada centro de la ciudad? ¿No es triste que cuando nuestros jóvenes viajan a otros países acaben comiéndose una hamburguesa o comprándose ropa en centros comerciales de igual manera que lo harían en su ciudad natal sin integrarse ni conocer de verás la cultura del país al que viajan? Pensándonos muy “pudientes” hemos acabado empobreciéndolo todo, hasta lo más básico.
En el caso de la industria textil, por alcanzar este espejismo de opulencia hemos alimentado uno de los sistemas más contaminantes del mundo y donde las condiciones laborales rozan la esclavitud cebándose con mujeres y niños. Ojalá que esto también frene en seco y consigamos estructurar una salida local en todos los casos. Como afirma Naomi Klein la “normalidad” en la que vivíamos era el problema “Lo normal es mortal. La `normalidad´ es una inmensa crisis”.
Entrevistado por Jordi Évole, el actor Ricardo Darín, reflexionando sobre la crisis del coronavirus, afirmaba que “la economía del mundo se está tambaleando porque compramos solo lo que necesitamos” No sé puede resumir mejor lo que es la sostenibilidad.
¿Y tú de quién eres?
El coronavirus ha saltado todas las alarmas sociales, políticas, individuales y ha hecho surgir dos corrientes de pensamiento muy definidas, la corriente Slavoj Zizek que piensa que esto supondrá el fin del capitalismo tal y como lo conocemos y por fin una conciencia ecologista y colaborativa encontrará su momento y la de Byung-Chul Han aquella que nos dice que una vez superada la pandemia el capitalismo saldrá reforzado con medidas aún más cruentas.
Por eso estos días nos andan preguntando ¿y tú de quién eres? Y más allá de quien crees tú que lleva o no razón es preguntarte ¿qué haces tú para que una u otra corriente de pensamiento gane? Se trata ya de un asunto personal, de nuestro día a día, de tú y yo empujando en una u otra dirección.
Yo, con toda la incertidumbre y miedo del mundo, apuesto por un mundo donde las personas y no la economía sean lo importante. Yo soy Zizek ¿y tú?
The Circular Project seguirá cerrado no solo porque es lo que se nos pide ahora mismo para frenar la pandemia, sino por coherencia y porque desde hace tiempo estábamos pidiendo respuestas a nuestras demandas. Nunca imaginamos que estas respuestas vinieran mundialmente de forma tan brutal y no sé lo que esto nos deparará, en dónde acabaremos, lo que sí sé es que lo doy por bien empleado si esto supone revertir el proceso de degradación en el que estábamos inmersos. Estoy inmensamente agradecida por todo el apoyo y cariño que me estáis dando estos días tan duros en los que tantos años de trabajo han quedado en suspenso.
Así que, permitidme la licencia, quiero acabar con música como solía hacerlo en mi blog InicioyEnter, recordándome a mí misma todas las batallas que he vivido, sufrido, llorado y seguí adelante y se lo dedico también a todas las compañeras que me acompañan tanto en The Circular Project como en la Asociación de Moda Sostenible de Madrid que en estos días tristes ven peligrar su ilusión, su proyecto, su estabilidad. Esto solo es un episodio más que superaremos entre todas. El miedo no es una respuesta.
Lo haremos, saldremos de esta y lo haremos mucho mejores.
Paloma G. López
Directora SFW Madrid , Fundadora The Circular Project, Presidenta Asociación Moda Sostenible de Madrid
Javier
Hola Paloma,
Lo primero, espero que te encuentres bien de salud.
No sé si me recuerdas, soy Javier de Unidad Editorial ( El Mundo, Expansión ,Marca, Telva, Yo Dona…)
Excelente reflexión sobre la situación y sobre el futuro, algo incierto, pero creo que prometedor.
Creo o por lo menos espero, que cambie algo la forma de consumir a todos los niveles y en un sinfín de sectores.
Ante esta pandemia destructora, hemos comprobado que somos muy vulnerables y que si individualmente somos capaces de actuar y cumplir una serie de requisitos y normas, podemos funcionar como conjunto.
Bueno, espero que todo vaya bien y qué esta situación nos haga reflexionar y cambiar.
Un abrazo y si en alguna cosa te puedo ayudar desde UE, no dudes en decírmelo.
Javier
Paloma García
Muchas gracias, Javier. Espero que tú también estés bien.
Efectivamente, esta pandemia nos está dando muchas claves para operar en el futuro y para construir una sociedad más humanista. Gracias por tus palabras. Un abrazo, Paloma.